Instituto Presidente Errázuriz

"50 AÑOS Evangelizando Chile"

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Evangelio Día jueves 14 Diciembre 2017

Jueves de la segunda semana de Adviento

San Juan de la Cruz, San Nimattullah al-Hardini 

Leer el comentario del Evangelio por 
Beato Guerrico de Igny : «Juan era la lámpara que arde e ilumina» (Jn 5,35) 

Isaías 41,13-20.

Yo, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te digo: "No temas, yo vengo en tu ayuda". 
Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda -oráculo del Señor- y tu redentor es el Santo de Israel. 
Yo te convertiré en una trilladora, afilada, nueva, de doble filo: trillarás las montañas y las pulverizarás, y dejarás las colinas como rastrojo. 
Las aventarás y el viento se las llevará, y las dispersará la tormenta; y tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel. 
Los pobres y los indigentes buscan agua en vano, su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les responderé, yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. 
Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua. 
Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos, 
para que ellos vean y reconozcan, para que reflexionen y comprendan de una vez que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado. 


Mateo 11,11-15.

Jesús dijo a la multitud: 
"Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. 
Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. 
Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan. 
Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver. 
¡El que tenga oídos, que oiga!" 

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : 

Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157), abad cisterciense 
3er sermón para la Natividad de san Juan Bautista, 1-2; PL 185, 169 

«Juan era la lámpara que arde e ilumina» (Jn 5,35)

 

     Cuando la justicia soberana dijo a Noé: «Tú eres el único justo que he encontrado» (Gn 7,1) fue un gran elogio de su justicia. Es signo de un mérito muy grande cuando Dios asegura a Abrahán que es por él que se cumplirán las promesas... ¡Qué gloria para Moisés, cuando Dios arde de celo para defenderle y confundir a sus enemigos! (cfr Num. 12,6s)... Y ¿qué decir de David en quien el Señor se felicita por haber encontrado en él a «un hombre según su corazón»? (1Sam 13,14). 

Y sin embargo, por muy grande que haya sido la grandeza de estos hombres, ni entre ellos ni entre los demás «nacidos de mujer», «no ha habido ninguno mayor que Juan el Bautista», según el testimonio del Hijo de la Virgen.  Es cierto que no todas las estrellas tienen el mismo brillo (1C 15,41), y en el coro de los santos astros que han iluminado la noche de este mundo antes que amaneciera el verdadero Sol, algunos han brillado con un resplandor admirable. Sin embargo ninguno de ellos no ha sido mayor ni más brillante que esta estrella de la mañana, esta lámpara ardiente y luminosa preparada por Dios para su Cristo (cfr Sl 131,17). Primera luz matutina, estrella de la aurora, precursor del Sol, anuncia a los mortales la inminencia del día y grita a los que duermen «en tinieblas y en sombras de muerte» (Lc 1,79): «Convertíos, porque el Reino de Dios está cerca» (Mt 3,2). Es como si dijera: «La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz» (Rm 13,12). «Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz» (Ef 5,14).

Evangelio Día miércoles 13 Diciembre 2017

Miércoles de la segunda semana de Adviento

Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal 

Leer el comentario del Evangelio por 
San Buenaventura : La humildad del Hijo de Dios 

Isaías 40,25-31.

Dice el Santo: 
"¿A quién me van a asemejar, para que yo me iguale a él?" . 
Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó todos estos seres? El que hace salir a su ejército uno por uno y los llama a todos por su nombre: ¡su vigor es tan grande, tan firme su fuerza, que no falta ni uno solo! 
¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: "Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios?" 
¿No lo saber acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, él crea los confines de la tierra; no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable. 
El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor. 
Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen. 
Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan. 


Mateo 11,28-30.

Jesús tomó la palabra y dijo: 
"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. 
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. 
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana." 

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : 

San Buenaventura (1221-1274), franciscano, doctor de la Iglesia 
De la vida de perfección 

La humildad del Hijo de Dios

 

Aquel que con los ojos del corazón considera sus propios defectos debe «humillarse en verdad bajo el poder de la mano de Dios». De la misma manera, os exhorto, a vosotros que sois siervos de Dios, a humillar profundamente vuestra alma, y a despreciaros al conocer con certeza vuestros propios defectos. Pues «la humildad es una virtud, dice San Bernardo, por medio de la cual el hombre se considera vil, gracias a un exacto conocimiento de sí mismo». 
Por esta humildad, nuestro Padre, el bienaventurado Francisco, se volvió vil a sus propios ojos. Amó a esta humildad y la buscó desde el principio de su vida religiosa hasta el final. Por ella, dejó al mundo, se dejó arrastrar desnudo por las calles de la ciudad, sirvió a los leprosos, confesó sus pecados en sus predicaciones y pidió que se le cubriese de oprobios. 

Pero es sobre todo del Hijo de Dios que debéis aprender esta virtud. Él mismo lo dice «aprended de mí que soy manso y humilde de corazón», pues, según el bienaventurado Gregorio: «el que acumula virtudes sin humildad, tira polvo contra el viento». Al igual que el orgullo es el principio de todo pecado, del mismo modo en efecto, la humildad es el fundamento de todas las virtudes. 

Evangelio Día lunes 11 Diciembre 2017

Lunes de la segunda semana de Adviento

Santa María Maravillas de Jesús 

Leer el comentario del Evangelio por 
San Gregorio de Agrigento : «¡Hoy hemos visto cosas extraordinarias!» 

Isaías 35,1-10.

¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! 
¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. 
Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; 
digan a los que están desalentados: "¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!". 
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; 
entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; 
el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros. 
Allí habrá una senda y un camino que se llamará "Camino santo". No lo recorrerá ningún impuro ni los necios vagarán por él; 
no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las fieras salvajes. Por allí caminarán los redimidos, 
volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán. 


Lucas 5,17-26.

Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar. 
Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. 
Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús. 
Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados". 
Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?". 
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? 
¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'?. 
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa". 
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. 
Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas". 

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : 

San Gregorio de Agrigento (c. 559-c. 594), obispo 
Sobre el Eclesiástico, libro 10,2; PG 98, 1138 

«¡Hoy hemos visto cosas extraordinarias!»

 

Dulce es la luz, y qué bueno es contemplar el sol con los ojos de la carne...; por eso ya dijo Moisés: «Y Dios vio la luz, y dijo que era buena» (Gen 1,4)... 

Cuán bueno es pensar en la grande, verdadera e indefectible luz «que ilumina a todo hombre que viene a este mundo» (Jn 1,9), es decir, Cristo, el Salvador y libertador del mundo. Después de haberse desvelado a los ojos de los profetas, se ha hecho hombre y ha penetrado hasta las profundidades más hondas de la condición humana. Es de él que habla el profeta David: «Cantad a Dios , tocad en su honor, alfombrad el camino del que avanza por el desierto; su nombre es el Señor: alegraos en su presencia» (Sl 67, 5.6). Y también Isaías, con su potente voz: «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló» (Is 9,1)... 

Así pues, la luz del sol vista por nuestros ojos de carne anuncia al Sol espiritual de justicia (Ml 3,20), el más bello de cuantos se han levantado para aquellos que han tenido el gozo de ser instruidos por él y de mirarle con sus ojos de carne, mientras vivía entre los hombres como un hombre cualquiera. Y, sin embargo, él no era un hombre cualquiera, puesto que había nacido verdadero Dios, capaz de devolver la vista a los ciegos, de hacer caminar a los tullidos, de hacer oír a los sordos, de purificar a los leprosos y, con una sola palabra, devolver a los muertos, la vida. (Lc 7,22).

Evangelio Día jueves 07 Diciembre 2017

Jueves de la primera semana de Adviento

San Ambrosio de Milán 

Leer el comentario del Evangelio por 
Orígenes : Fundamentado sobre la roca, Cristo 

Isaías 26,1-6.

Aquel día, se entonará este canto en el país de Judá: 
Tenemos una ciudad fuerte, 
el Señor le ha puesto como salvaguardia 
muros y antemuros. 
Abran las puertas, 
para que entre una nación justa, 
que se mantiene fiel. 
Su carácter es firme, 
y tú la conservas en paz, 
porque ella confía en ti. 

Confíen en el Señor para siempre, 
porque el Señor es una Roca eterna. 
El doblegó a los que habitaban en la altura, 
en la ciudad inaccesible; 
la humilló hasta la tierra, 
le hizo tocar el polvo. 
Ella es pisoteada 
por los pies del pobre, 
por las pisadas de los débiles. 


Mateo 7,21.24-27.

Jesús dijo a sus discípulos: 
"No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. 
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. 
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. 
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. 
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande". 

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : 

Orígenes (c. 185-253), presbítero y teólogo 
Homilías sobre San Lucas, nº 26, 4-5 

Fundamentado sobre la roca, Cristo

 

Cuando afrontáis con valentía las tentaciones, no es la tentación la que os hace fieles y constantes, sino que tan sólo revela que las virtudes de constancia y valentía estaban ya en vosotros, pero de manera escondida. «¿Crees tú, dice el Señor, que hablando así, tenía yo otro fin que mostrar tu justicia?» (Jb 40,3 LXX) Y en otra parte dice: «Te he afligido y te he hecho sentir el hambre para que se manifestara lo que tenías en tu corazón» (Dt 8, 3-5). 

    De igual manera, la tempestad no hace que el edificio construido sobre arena sea sólido. Si quieres construir, que sea sobre piedra. Entonces, cuando se levantará la tempestad, no derrumbará lo que está fundamentado en la piedra; pero lo que tiembla sobre la arena, muestra que sus fundamentos no valen nada. Por eso, antes que se levante la tempestad, que se desencadenen las ráfagas de viento, que desborden los torrentes, cuando todavía permanece todo en silencio, pongamos toda nuestra atención sobre el fundamento del edificio, construyamos nuestra morada con las variadas y sólidas piedras de los mandamientos de Dios. Y cuando se desencadene la persecución y se levante una cruel tormenta sobre los cristianos, podremos demostrar que nuestro edificio está fundamentado en la roca, Cristo Jesús (1Co 3,11).

Evangelio Día martes 05 Diciembre 2017

Martes de la primera semana de Adviento

Beato Nicolás Stensen, San Felipe Rinaldi 

Leer el comentario del Evangelio por 
Beato Guerrico de Igny : «Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis» 

Isaías 11,1-10.

En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. 
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor 
-y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: 
juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. 
La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas. 
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; 
la vaca y la osa vivirán en companía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. 
El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado. 
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar. 
Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada. 


Lucas 10,21-24.

En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: 
"Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. 
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". 
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! 
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!". 

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : 

Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157), abad cisterciense 
2º sermón para el Adviento 

«Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis»

 

    ¡Ven, Señor, «sálvame y seré salvado»! (Jr 17,14). Ven, «que brille tu rostro y nos salve» (Sl 79,4). Te hemos esperado, «sé nuestra salvación en el tiempo de la tribulación» (Is 33,2). Es con este deseo que los profetas y los justos iban al encuentro de Cristo; con un tal deseo y un tal amor que hubieran querido, a ser posible, ver ya con sus ojos lo que ya veían en su espíritu. Por eso el Señor decía a sus discípulos: «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y justos quisieron ver lo que vosotros veis y no lo vieron». También Abraham, nuestro padre «exultó de gozo pensando ver el día» de Cristo; «lo vió», aunque en el país de los muertos «y se alegró de ello» (Jn 8, 56). 

    Ahí tenemos de qué nos enrojecer viendo la tibieza y la dureza de nuestro corazón, si no experimentamos el gozo espiritual el día del aniversario del nacimiento de Cristo que se nos promete ver muy pronto, si Dios quiere. De hecho, parece que la Escritura nos exige que nuestro gozo sea tan grande como nuestro espíritu, elevándose por encima de sí mismo, arda y se lance al encuentro de Cristo que viene, y adelantándose con el deseo, sin retardar, se esfuerce en ver ya ahora al que ha de venir.

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